martes, 7 de diciembre de 2010

TrAtA De bLaNcAs

El término “trata de blancas” se usaba a finales del siglo XIX y hacía hincapié en las mujeres europeas que eran llevadas con fines de explotación sexual a países de Europa, Asia y África, ya que eran únicamente mujeres blancas. Pero ahora cambió de nombre, porque es “tráfico de personas”: mujeres, hombres, niños, que son buscados, elegidos y captados o secuestrados. Los trasladan hacia los centros de prostitución en contra de su voluntad, con el objetivo bien claro de comerciar con ellos. Desaparecen, nadie los encuentra, no tiene documentos porque se los sacan, están encerrados, aislados, torturados, incomunicados y/o asesinados.

En términos económicos la trata de blancas se encuentra casi a la altura del tráfico de armas y el tráfico de drogas. En lo que se refiere a la prostitución infantil, una niña, dependiendo de su juventud y belleza, puede reportarle al proxeneta alrededor de 13.000 dólares por mes, o algo así como 130.000 dólares anuales. Hay proxenetas que regentan hasta 30 chicas, lo que les significaría una entrada aproximada de 400.000 dólares mensuales.
Una vez secuestrada, si la víctima se niega a ser explotada comienza un maltrato sistemático –torturas, violaciones, drogas– hasta que accede, lo que ocurre tarde o temprano al comprobar que no tiene salida

A esto se le suma el hecho de que las mujeres sometidas se muestran renuentes a denunciar a los proxenetas porque han sido amenazadas, incluso con daño a sus seres queridos. Si ante una denuncia sobre un sitio que estaría funcionando como prostíbulo se efectúa un allanamiento, las víctimas, bien “entrenadas” para eso, arguyen trabajar de camareras. El temor a las represalias paradójicamente las impulsa a defender a sus victimarios.

La trata de personas es un delito que atenta contra la dignidad
de la persona humana. Hoy es la tercera actividad delictiva más
lucrativa en el mundo, con ingresos anuales de aproximadamente
32 mil millones de dólares, de los cuales más del 85% proviene del
comercio sexual.3
Las víctimas de la trata son, en su mayoría, migrantes que buscan
escapar de la pobreza y de la falta de oportunidades para mejorar
sus vidas y enviar dinero a sus familias. Los tratantes los atraen con
tentadoras ofertas de empleo en el extranjero o en una localidad
distante de su residencia habitual. Estos «enganchadores» suelen
hacerse cargo de los preparativos y gastos del viaje, presentándose
en algunos casos como «bienhechores» de sus víctimas. Las personas
captadas no tienen dinero suficiente ni contactos en el nuevo destino
y confían en ellos para empezar una nueva vida. los delincuentes que enganchan o secuestran a menores de edad o a jóvenes para venderlos a traficantes de personas, lo hacen por tres modalidades: explotación laboral, sexual y de órganos humanos,